Dar y Recibir

 

DAR Y RECIBIR

A lo largo de este año escribiendo para Verdemente hemos hablado mucho de las cualidades del Masaje Californiano – Esalen, de los beneficios que aporta este tipo de trabajo corporal y de su naturaleza holística en cuanto a enfoque y repercusión.

Me gustaría dedicar este mes -dejando a un lado en esta ocasión la técnica y el conocimiento implícitos en los requisitos para ofrecer una buena atención- al aprendizaje que sucede en el dar, ya que todo aquello que queramos transmitir debe haber sido previamente integrado en nosotros.

Muchas personas aparecen interesados en el masaje como una técnica que se aprende siguiendo unos pasos claramente delineados.  Es cierto que algunas personas encuentran el reto en «lo definido» precisamente (como comentamos en el núm. de Marzo titulado: Técnica & Intuición) pero mayormente la sorpresa aparece cuando se va más allá y se trata de desarrollar la confianza, la seguridad, la sensibilidad, la escucha, la concentración y la propia capacidad de mantenerse centrado.

 La oportunidad de dar es la de verse reflejado

Tanto las cualidades como las dificultades que nos limitan aparecen y son las mismas con las que nos desenvolvemos en nuestra vida día a día.

El aprendizaje y la dificultad que podemos encontrar en el irán dibujando los pasos de un camino de autoconocimiento y transformación personal.

Y es que todo convive en relación: las pautas mentales, los patrones de defensa y la “coraza” corporal se teje conformándose con los mismos ingredientes. La estructura corporal que desarrollamos es coherente a nuestra estructura psicológica y emocional. Este masaje observa esa coherencia entendiendo que es la única misma estructura la que sostenemos. 

<< Si el cuerpo puede soltar los puntos de tensión ligados a algún tipo de creencias o     emociones reprimidas hay un cambio a nivel mental. >>                                                               Enric Marés (maestro e investigador de la gimnasia consciente)

En el Masaje Californiano trabajamos con el peso de nuestro cuerpo en movimiento, con la respiración profunda y nuestra mente relajada así facilitamos que la persona que está recibiendo se mantenga presente en lo que sucede en su cuerpo al mismo tiempo que se desconecta la mente, que tome consciencia de su respiración y se mueva la energía que permanece estanca.

Sobre esta base tomamos contacto con el cuerpo, sintiendo y conociendo sin juicios el estado en el que viene la persona, el de su tejido muscular, el de los espacios articulares, los lugares donde se encuentran las restricciones… y a través del masaje vamos alivianando al cuerpo posibilitando a la persona soltar todas aquellas cargas que están demás, regresando a la fluidez, la flexibilidad, la amplitud y la espontaneidad con la que todos nacemos.

Desde el recibir podemos soltar esos puntos de tensión que están presentes en el cuerpo, desde el dar podemos también llevar consciencia a los otros frentes.

Y es desde esa danza que se produce en el intercambio de dar y recibir que el círculo se completa en un verdadero enriquecimiento que irá transformando nuestra forma de relacionarnos, de sentir y en definitiva de vivir.

ARTÍCULO ESCRITO POR MARÍA LUCAS PARA LA REVISTA VERDEMENTE, OCTUBRE 2016

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